Hace unos días viajaba rumbo a Saltillo para estar en mi graduación en la facultad de ciencias de comunicación, y al pasar por el sauz, un paraje a un lado de la carretera federal 57 en el tramo Sabinas Monclova me llamó la atención un autobús de pasajeros que estaba siendo objeto de una revisión por parte de elementos del ejército.
Gracias mi intuición mezclada con curiosidad me detuve a un lado de la carretera y me di a la tarea de registrar en video, con mi teléfono celular, parte de esa revisión, y gracias a que rápido me identifiqué como reportero no tuve ningún problema.
A los pasajeros se distinguía a leguas que eran extranjeros, y en un momento pensé que eran africanos; estaba con la cámara en modo video y grabando cuando me doy cuenta que uno de los pasajeros, un niño, se encaminó hacia el termo del agua para tomar un poco y al mismo tiempo un soldado se alistaba para atenderlo.
Creí conveniente registrar ello en una fotografía, y así lo hice, tomé la fotografía de un soldado dándole un vaso de agua a un niño migrante.
La gráfica la mandé a mis compañeros de prensa en la región y a mis compañeros de facultad, entre ellos Dalia Reyes quien pasados cinco minutos me dijo “¡que padre foto!
Dicha fotografía ha merecido muchos comentarios favorables al ejército mexicano y algunos- los menos- desfavorables; hay quienes me han felicitado por tan expresiva toma fotográfica. Sea en un tenor o en otro, el servidor quiso poner en práctica lo aprendido recientemente con mi maestro de fotoperiodismo, Jacob García.
Quisiera que dicha fotografía sirva para darnos cuenta que entre las filas de nuestro glorioso ejército mexicano todavía desfilan hombres y mujeres que respetan los derechos humanos de las personas sin importar nacionalidad, sexo o edad.
Si bien es cierto que existen elementos que los violan y delinquen amparados en la indumentaria del ejército, no debemos fijar nuestra mirada en el árbol y perder el bosque, tachando a nuestro ejército de arbitrario, de corrupto y de inhumano.
Sirva pues dicha fotografía para reflexionar nuestro pensamiento y analizar con que palabras nos referimos a nuestras fuerzas armadas, pero al mismo tiempo aquilatar que merecen respeto porque son una autoridad y como tal ellos también están obligados a respetar al ciudadano.
La fotografía en cuestión está a su disposición con el propósito no de ensalzar el trabajo del servidor, sino para poder encontrar coincidencias y determinar lo dicho arriba, no todo nuestro ejército es como apuntan. Por ello deberíamos en todo mostrar el respeto a nuestras fuerzas armadas y valorar el trabajo que realizan en favor de millones de mexicanos y extranjeros.
