Capital Coahuila
WWW.CAPITALCOAHUILA.COM.MX
Miércoles 24 de Abril 2024
UnidadInvestigación
| | |

Enfoque

Foto Especial

Foto Especial

28 de Mayo 2019

Eduardo J. De La Peña

El vecino Alejandro Tello, gobernador de Zacatecas, le propuso la semana pasada al Presidente López Obrador que los recursos del Fondo Minero se destinen a un programa de empleo temporal. Para generar derrama en las comunidades, dijo.

El Fondo Minero es una bolsa creada en 2014 y se integra con lo que el gobierno federal recauda por los derechos que se cobran a la industria del sector. Hasta 2018 el 77% de lo recaudado se repartía entre los gobiernos estatales y municipales, de los lugares en que hay ese tipo de actividad.

El año anterior Coahuila recibió más de 170 millones de pesos de ese Fondo, y se canalizaron a los municipios con vocación minera, donde como se sabe se carece de todo. Para localidades como Sierra Mojada, Progreso, San Juan de Sabinas, Ocampo, recibir esta bolsa era una bocanada de oxígeno que les permitía hacer obras de infraestructura, inalcanzables con otras captaciones propias, como el predial.

Para este año, en que se proyecta una recaudación superior a los 3 mil 600 millones de pesos, ya no se entregarán recursos a estados y municipios. Todo lo ejercerá el gobierno federal, por eso el gobernador de Zacatecas le plantea a López Obrador la idea del Programa de Empleo Temporal.

Ya como ex presidente, Carlos Salinas de Gortari explicó alguna vez en Torreón que para dinamizar la economía recurrió al modelo de Roosevelt para superar la Gran Depresión: emplear, con cargo al gobierno, a miles de personas en pequeñas acciones como limpiar parques, pintar camellones, acondicionar espacios públicos.

Tal vez a Roosevelt le funcionó, pero aquí su modelo se pervirtió, y además de convertirse en una acción clientelar más, enseñó a mucha gente a vivir sin trabajar, y ningún beneficio dejó a las comunidades.

Cuando los programas de empleo temporal llegaron a los ejidos de la región, en la época de Salinas, los campesinos dejaron su trabajo en los predios agrícolas, pues preferían acceder al subsidio oficial si eran reclutados para ir a limpiar las carreteras, en dónde se tenían que esforzar menos y pasaban el día sin supervisión.

Luego algún estratega electoral descubrió que por esa vía se podía construir una estructura de votantes, y el dinero y las despensas se comenzaron a repartir a cambio de nada más –pero también nada menos– que votar por quien se les indicara.

Hoy las comunidades rurales tienen una calidad de vida paupérrima, peor que la de los ochenta, la infraestructura educativa, de salud y comunicaciones se ha deteriorado, y crecen la ociosidad y los vicios.

La actividad agropecuaria colapsa sin mano de obra disponible.

Si en las comunidades mineras comienzan a repartir dinero a cambio de participar en ese tipo de acciones que no son más que decorativas, y ya no llega el recurso para la tan necesaria infraestructura de servicios, muy pronto veremos cómo aceleran en una ruta de retroceso.

Antes de más ideas clientelares, lo que se necesita es apretar por todas partes para que el gobierno invierta en infraestructura, servicios y respaldo a proyectos productivos.

 

[email protected]