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En Blanco y Negro

01 de Octubre 2018

Tras la Noticia

Alfredo Dávila Domínguez

Desde que conocí del hecho y sus pormenores he estado convencido de que las libertades, y el libertinaje que hemos tenido después en este país, son producto directo del Movimiento Estudiantil de 1968. Desde la preparatoria he leído visto y escuchado muchos testimonios e historias de este suceso, en particular de la matanza de estudiantes por el gobierno, el miércoles Dos de Octubre de ese año.

Pero hasta ahora, a cincuenta años del movimiento, he caído en la cuenta que todos mis pensamientos al respecto, que todas mis imágenes mentales de esos días son en blanco y negro. Esto es comprensible en gran medida porque las fotografías y las filmaciones de la época eran realizadas en blanco y negro.

Pero hay algo más en esta visión  visión blanquinegra. Es la atmósfera, el ambiente de esos días que es posible percibir en las imágenes, en los rostros de los estudiantes y maestros, de la gente y aún de los soldados, en los gritos de las consignas primero y el miedo y el terror, después. Y por supuesto en las descripciones escritas en miles, quizá millones, de textos que sobre ello se han escrito. Una especie de duelo colectivo, de fatalidad, de presagio de lo que vendría.

Ahora, todos los opinadores, profesionales y no, que son capaces de redactar una cuartilla, se refieren a los hechos destacando un hecho aislado o bien haciendo apretadas y apresuradas reseñas. Incluso críticos acérrimos del movimiento antaño, que calificaron de “ greñudos revoltosos”  a los muchachos, ahora, mesurados y navegando siempre con la corriente, alaban al movimiento y sus consecuencias. Aunque siguen, faltaba más, alabando a los gobiernos actuales.

¿Quién podría a estas alturas dudar que la alternancia política y las libertades que ahora “gozamos” son producto de aquella lucha y aquel esfuerzo de los estudiantes y maestros del ’68? Aunque por desgracia, los gobiernos de la alternancia hayan resultado un verdadero fracaso y las Garantías y los Derechos Humanos sean ahora pretexto  para padecer el predominio de las masas, de hordas de analfabetos funcionales y las poses de líderes de opinión políticamente correctos y extremadamente imbéciles.

Esto evidentemente,  no resta ningún mérito a la lucha de hace cincuenta años, pero si pone de manifiesto que la toma de conciencia y el avance de la sociedad, deben ser colectivos y producto de una educación real, de calidad, porque existen muchos intereses, sobre todo económicos, que le siguen apostando a la enajenación y a la estupidez de las grandes mayorías.

Y a 50 años del Movimiento estudiantil de 1968, mi mente sigue recreando esas imágenes en blanco y negro. El miedo, la frustración, la desconfianza, el terror la rabia, la furia, la impotencia de unos, el desquite de otros, la postración y la humillación, la desesperanza en blanco y negro. Como, me temo, veo ahora esas mismas expresiones del mismo Pueblo, a todo color, pero con una diferencia: sin los muchachos estudiantes de entonces ( Ni de ahora ).