Dos estampas Dos

Tras la Noticia

Alfredo Dávila Domínguez

(1)El seminarista

Cuando apenas digeríamos la noticia de que Juan Manuel Riojas, el ya tristemente célebre Padre Meño, fue sentenciado por un juez a purgar una condena de 15 años de prisión  por el delito de abuso sexual contra menores; ahora el caso ha tomado un giro inesperado pues uno de los principales acusadores de Meño y autor del libro “El Seminarista” , Ignacio “Nacho” Martínez, habría recibido durante muchos años una beca de la diócesis de Saltillo, para guardar silencio acerca de los abusos a que fueron sometidos él y algunos de sus condiscípulos, hechos que luego narra con lujo de detalles en su recién publicado libro.

De acuerdo a fuentes extraoficiales, pero cercanas a la Diócesis y el seminario, cuando los hechos sucedieron en el seminario de Piedras Negras – hace aproximadamente catorce años – la jurisdicción era de la Diócesis de Saltillo, antes de la separación que creó la Diócesis de Piedras Negras . En ese entonces y con el propósito de evitar el escándalo el obispo de Saltillo Raúl Vera López decidió otorgar una “Beca” mensual a Nacho Martínez, con la condición de que no hiciera público lo que ocurría tras los muros del seminario.

Hace solo unos tres o cuatro años, surgieron desaveniencias por el monto de la “dote” – así le llamaban internamente al soborno – cuando,  a decir de los enterados, el obispo decidiera que ya eran muchos años de sostener ese apoyo y rebajar a la mitad los 25 mil pesos que mes tras mes recibía Nacho por su silencio. Siempre de acuerdo a esos trascendidos, eso provocó la cólera del ex seminarista .

Al no llegar a un acuerdo, la diócesis tomó la determinación de suspender por completo la “dote”. Lo demás ya es historia conocida: Nacho se dedicó a acusar al padre Meño y a la iglesia en cuanto foro tuvo a su alcance, lo que motivó a algunas otras víctimas de pederastia a romper el silencio y finalmente a las autoridades a procesar a “Meño”. Las mismas fuentes afirman que la Diócesis ha ordenado un total silencio y hermetismo al respecto, mientras pasa el vendaval.

(2) Pueblos Mágicos y cacicazgos

Coahuila se convirtió la semana pasada en una de las entidades a nivel nacional con mayor número de Pueblos Mágicos, al obtener Múzquiz esa categoría. En una ceremonia llevada a cabo en Michoacán, el gobernador Riquelme recibió del Foro Académico de Pueblos Mágicos el documento que acredita esa distinción.

Además de eso, el tener la categoría de Pueblo Mágico les permite a estos lugares contar con recursos extraordinarios de la federación, que les permitan conservar las características que poseen y crear infraestructura turística, para aprovechar el flujo de visitantes y la derrama económica que éstos dejan. También, por supuesto, se eleva el valor de la tierra en esos sitios, de tal manera que grandes superficies antaño sin valor, de pronto adquieran una gran plusvalía.

Eso ha sido aprovechado por algunos alcaldes de esos Pueblos Mágicos para, con el conocimiento que tienen anticipadamente de la designación y la situación de apuro económico de los legítimos propietarios de las tierras, se apoderen de grandes extensiones. Un ejemplo de ello, pudiera ser lo que sucede en Arteaga donde entre los hermanos Jesús y Everardo , la familia Durán Flores acumulará once años  de ejercer el poder en ese municipio, que ellos mismos se encargan de proclamar como “territorio priísta”.