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Con perspectiva de género

Foto: Jessica Rosales

Foto: Jessica Rosales

21 de Diciembre 2018

50En el tintero

Por Jessica Rosales

La violencia de género en el país ha tomado niveles alarmantes. Las estadísticas por feminicidio se incrementan y la brecha de igualdad no logra reducirse; por el contrario, se topa con mayores obstáculos.

Aunque en México los espacios y oportunidades se han abierto para las mujeres producto de intensas luchas hoy nos enfrentamos a un enemigo muy poderoso, uno que se está articulado y blindado por la propia sociedad que no está dispuesta a terminar con la cultura machista que criminaliza a la mujer y reproduce estereotipos.

El caso más reciente y cercano es el asesinato de la alcaldesa de Juárez, Coahuila, Gaby Kobel, quien fue juzgada por presuntamente sostener una “relación afectiva” con su homicida. La información proporcionada por las autoridades sin duda revictimiza a la servidora pública y a su familia ¿Relación afectiva? ¿Qué significa esto cuando días antes se informa que fue su esposo quien reportó la desaparición?

El equivocado manejo de la información de la autoridad generó que en los medios de comunicación se replicaran esos datos, porque además es nuestra obligación precisar y puntualizar los detalles de un hecho basados en información oficial, aunque algunos decidieron darle interpretación y publicar que tenía un “novio”, “amante” o “relación extramarital”.

¿Realmente era necesario señalar su relación afectiva? ¿No era suficiente informar que conocía bien al homicida y con esa confianza se reunió con él? La Fiscalía concluye que su muerte derivó de una discusión por trabajo. ¿Entonces porqué insistir en la relación afectiva?

Hace unos días, un medio nacional compartía una nota en la que solicitaba el apoyo de los ciudadanos para localizar a una mujer con reporte de desaparecida. Entre las características de la persona se añadió en la nota que tenía operados los senos y glúteos. ¿Cómo para qué necesitamos ese dato?

Casos como estos son responsabilidad de todos; primero, de las autoridades que ante una falta de orientación sobre el manejo de la perspectiva de género emite datos de este tipo; segundo, de los medios que replicamos la información y; tercero, de la sociedad que juzga y promueve comentarios como “Que vergüenza, era casada”, “huyó con su amante” “andaba sola de noche”, “Iba borracha por eso la mataron”.

Admito que todos tenemos una responsabilidad, pero como medios de comunicación debemos publicar tal cual la información que nos proporciona la autoridad, y si esa autoridad carece de capacitación, entonces entramos a un circulo vicioso lleno de estereotipos que se comienzan a replicar en nuestra sociedad.

El Observatorio de Medios de Comunicación con perspectiva de género se creó con el objetivo de sumar esfuerzos para reeducar a través de contenidos responsables, y aunque se reuniría cada tres meses para acordar acciones, desde julio que no se convoca a sus integrantes. ¡Urge que todos nos pongamos a trabajar!