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Como los cangrejos

Foto: Julian Parra

Foto: Julian Parra

09 de Abril 2019

Julián Parra Ibarra

Durante los preparativos de los Juegos Olímpicos de 1968, el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz implementó el cobro de un impuesto especial que sería temporal –el de la tenencia de vehículos automotores-, el cual serviría para costear la realización de la justa deportiva que se realizó en nuestro país. Pero bien dice un adagio que no hay nada más permanente que lo temporal.

Durante casi cuatro décadas, los mexicanos que fueran propietarios de un automóvil tenían que pagar un impuesto federal por el simple hecho de tenerlo. Cuando se planteó la posibilidad de su desaparición, el entonces presidente Felipe Calderón se lavó las manos y dejó a las entidades la responsabilidad de eliminarlo o mantenerlo.

De manera gradual, los estados fueron eliminando esa imposición, a pesar de que muchos lo prometieron en campaña, y terminaron por cumplirlo en el último año de sus respectivos gobiernos. La resistencia de algunos gobiernos estaba cimentada en el hecho de que el no cobro de ese impuesto les abriría un ‘boquete’ en las finanzas estatales.

Voluntariamente ‘a huevo’, los causantes deberíamos entender a los gobiernos, pero el gobierno jamás entendió que el cobro de la tenencia durante casi cuatro décadas abrió un boquete anual a las familias de los mexicanos, si es que éstos querían darse el ‘lujo’ de contar con un automóvil.

Y cuando apenas los propietarios de autos habían tenido un poco de respiro en la mayoría de los estados, ahora el subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera nos receta la buena nueva: que ante la baja de recaudación, el actual gobierno federal ya está analizando revivir el impuesto de la tenencia a partir del año entrante, entre otras imposiciones a las que les están dando forma para poner en práctica aunque, según él no están planteando nuevos impuestos, ‘sino reorganizando los ya existentes’, porque eso sí, afirma que está empeñada la palabra del Presidente de no hacer cambios en materia tributaria durante la primera mitad de su mandato.

No cabe duda que vamos como los cangrejos. No hay recursos para las estancias infantiles y que las madres trabajadoras, sobre todo las de los estratos sociales más bajos, que se las arreglen como puedan; no hay fondos para mantener los refugios para mujeres violentadas; no hay con qué mantener la prueba del tamiz para los recién nacidos en el país.

Pero sí hay recursos para pagarles escoltas a los expresidentes, y si no se completa, pues revivimos la tenencia federal, que fue un impuesto ‘temporal’, sólo para cubrir los costos de las Olimpiadas de 1960. Total, el de atrás paga. Ahora resulta que estábamos mejor, cuando estábamos peor.

@JulianParraIba

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