El fenómeno del secuestro en México es un mal que aqueja a cualquier persona sin importar su nivel socio-económico, grado de estudios o si es un personaje es público o no, toda vez que el objetivo de quienes cometen este ilícito ya no son exclusivamente millonarios.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización (ENVIPE) de 2017, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 81 mil 291 mexicanos admitieron que ellos, o algún miembro de su familia habían sido víctimas de secuestro.
Pero existen varias formas para llevar a cabo un secuestro. Aquí te dejamos las más comunes:
Es la más común en el país, sin embargo, los secuestros son falsos toda vez que los delincuentes cuentan con información personal con la que realizan llamadas a familiares exigiendo una suma de dinero para dejar ir a su familiar.
Aprovechan la ausencia de la víctima en cuestión, principalmente si esta sale de viaje, para llevar a cabo su cometido, aprovechándose de la confusión y pánico de los familiares.
Es la segunda modalidad de secuestro en el país y tuvo su auge en los años 90.
Los delincuentes no distinguen entre clase social. Cuando tienen detectado a su objetivo lo plagian y lo retienen entre 4 o 6 horas en lo que se paga una suma no tan elevada por su libertad.
Quizás la modalidad con más violencia psicológica, ya que los plagiarios retienen por largo tiempo a sus víctimas y realizan llamadas a los familiares amenazándolos de que si no pagan la cantidad que exigen para liberar a la persona, esta sufrirá tortura, mutilación y en algunos caso la muerte.
También conocido como levantones, esta es una modalidad proliferó en los últimos años tras la declarada guerra contra el narcotráfico. Los plagiarios cometen este delito principalmente por venganza o ajuste de cuentas, siendo incluso familiares de los involucrados las víctimas de esta modalidad.
En la mayoría de los casos los secuestrados son privados de la vida como mensaje de advertencia a miembros del cartel rival.
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