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Juvenicidio, realidad que mutila vidas en México

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02 de Mayo 2019

* Caso Ayotzipana estaría inscrito en este “delito”

Por Nelly Segura Granados

México, 2 May (Notimex).- Una bala calibre .25 atravesó su tórax, murió de manera instantánea afuera de su casa. Tenía 22 años, era mesero en una cocina económica en la colonia Acueducto, en la Ciudad de México. Del victimario sólo se sabe que también era un hombre joven.

Su caso se sumó a otros siete mil 29 jóvenes de entre 15 y 24 años asesinados en 2017; de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en jóvenes, el homicidio es la primera causa de muerte en el país, aunque de ellos no se sabe cuántos coinciden con características de juvenicidio.

El término juvenicidio no existe en la Real Academia Española, tampoco es una tipificación delictiva, es un vocablo formulado para designar el fenómeno del homicidio sistemático de jóvenes, que en México tuvo su máximo punto entre 2007 y 2016, cuando del total de muertes violentas registradas, 118 mil 393 víctimas tenían menos de 30 años.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en ese lapso 42 mil 251 jóvenes entre 20 a 24 años murieron de manera violenta, es decir, 13.85 por ciento del total en el periodo, lo que coincide con los gobiernos de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, cuando se implementó la llamada “guerra contra el narcotráfico”.

El profesor e investigador en el Departamento de Estudios Culturales del Colegio de la Frontera Norte, Jose Manuel Valenzuela Arce, aseguró que el juvenicidio, que se refiere al asesinato sistemático de jóvenes, es una realidad lacerante en México y en América Latina.

El especialista refirió que el fenómeno inicia con la precarización de la vida de los jóvenes, la ampliación de su vulnerabilidad económica y social, el aumento de su indefensión ciudadana y la disminución de opciones disponibles.

Además, abundó, es precisamente ese segmento de la población el más afectado por la desigualdad social, las políticas de ajuste económico neoliberales, la falta de efectividad de las políticas sociales y la agudización de la violencia, lo que ofrece un futuro poco alentador para los jóvenes con escenarios proclives para el juvenicidio en América Latina.

Indicó que este fenómeno se ha incrementado en las últimas décadas en América Latina dentro del marco del capitalismo neoliberal, cuya presencia se expresa de manera clara en la limpieza social de jóvenes pobres en las favelas, indígenas, y afrodescendientes en Brasil.

Asimismo, se presenta en Colombia, con los casos de los jóvenes asesinados por el ejército haciéndolos pasar por guerrilleros; la agresión contra integrantes de barrios y pandillas como la “Mara Salva Trucha” y el “Barrio 18” en Estados Unidos, Guatemala, El Salvador y Honduras, así como en las víctimas del feminicidio y de la guerra contra el crimen organizado en México.

En este contexto, el especialista consideró pertinente conocer más a fondo y de manera profesional a las juventudes latinoamericanas y pensar en las grandes estrategias políticas y su afectación en la construcción de los sentidos de vida y muerte de jóvenes.

“De igual manera se debe entender la construcción específica de escenarios de vulnerabilidad en los cuales viven los jóvenes de América Latina; estos escenarios requieren interpretación de algunos conceptos que dan sentido a la perspectiva de análisis del juvenicidio, como son la precarización económica, simbólica y social, la criminalización y la muerte artera”, precisó.

Lo anterior, abundó el académico, además de entender la discriminación que alude a conceptos de prejuicio, estigma, estereotipo y racismo, así como la conformación de desigualdad a partir de la perspectiva de género.

Jóvenes que matan o mueren

Según el informe “Adolescentes, vulnerabilidad y violencia” de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), que recoge el testimonio directo de 730 jóvenes privados de su libertad por haber cometido infracciones graves en 17 estados del país, 31 por ciento dijo que en su casa faltaba comida.

En tanto, 89 por ciento de los adolescentes había trabajado antes de ser privados de su libertad, siempre en condiciones precarias y con bajos salarios como jornaleros o vendedores de frutas, tacos, pizzas, flores, o bien como repartidores, cargadores, “cerillos” o ayudantes de albañil, mecánico, herrero o pintor, y 37 por ciento lo había hecho antes de cumplir 12 años.

Según el documento, 68 por ciento mencionó que antes de ser privado de su libertad consumía alcohol y diversas drogas, 62 por ciento procede de una familia con padres separados, 60 por ciento tenía uno o varios familiares en prisión, 40 por ciento sufría maltratos físicos de manera frecuente, y 88 por ciento manifestó que desearía salir de prisión para trabajar, estar con su familia o estudiar.

Para la comisión, cuando los mecanismos que deberían haber protegido a estos adolescentes no existen o no operan de manera adecuada, no se puede impedir que lleguen a casos extremos y que sus delitos dañen tanto a la sociedad como a ellos mismos.

Caso Ayotzipana, inscrito en el marco del juvenicidio

El también doctor en Ciencias Sociales con especialidad en Sociología por El Colegio de México expuso que lo acontecido la noche del 26 de septiembre de 2014, en Iguala, Guerrero, que dejó un saldo de al menos seis personas muertas y 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, se inscribe dentro del juvenicidio.

“El orden dominante ha ampliado las condiciones de precariedad, vulnerabilidad e indefensión de estos grupos usando ordenamientos clasistas, racistas, sexistas, homofóbicos, y un orden prohibicionista que, con el pretexto de combatir al llamado crimen organizado, ha funcionado como estrategia que limita los espacios sociales de libertad”, explicó.

En el libro “Juvenicidio: Ayotzinapa y las vidas precarias en América Latina”, del cual fue coordinador, afirmó que los jóvenes fueron desaparecidos por elementos policiales con la complicidad de militares y funcionarios, y entregados al grupo de narcotraficantes Guerreros Unidos.

“Pensar en los sucesos de Iguala, obliga a construir una reflexión amplia que nos permita entender la descomposición del Estado y como el llamado crimen organizado ha permeado una parte importante de las instituciones y de la vida social, que posee, en el juvenicidio, una de sus consecuencias más dolorosas”, resaltó.

Valenzuela Arce también coordina el diplomado Juvenicidio y vidas precarias en América Latina, en el Colegio de la Frontera Norte, que será impartido por una planta docente proveniente de distintos países de Latinoamérica.

Propuestas para erradicar condiciones de violencia

En la Ciudad de México, uno de los programas sociales emblema es la instalación de centros comunitarios -Puntos de Innovación, Arte, Libertad, Educación y Saberes (Pilares)- en las zonas más alejadas y vulnerables, a fin de acercar cultura, deporte y educación y romper con tendencias delictivas.

Para la titular de la Secretaría de Educación, Ciencia y Tecnología de la Ciudad de México, Rosaura Ruiz Gutiérrez, los programas son sólo una parte de la política integral del gobierno capitalino (y federal) en busca de la pacificación del país.

Destacó como un hecho sin antecedentes que los titulares de diversas dependencias de la capital visiten cada semana secundarias capitalinas, a fin de ofrecer pláticas a los menores en las que sólo se busca ofrecer un mensaje de no violencia.

Señaló que en estas pláticas se han detectado diversas causas de violencia entre los jóvenes capitalinos, entre las cuales, una de las más frecuentes es la discriminación, sobre todo por el color de piel o a indígenas, contrario a la creciente tolerancia hacia la diversidad sexual.

La funcionaria local sostuvo que se debe educar a los niños para que defiendan sus derechos y respeten los del prójimo.

“No hay mejor manera de reducir la violencia entre los jóvenes, que estén contentos en las escuelas, que la disfruten y les guste aprender”, que sepan que es interés del gobierno erradicar la violencia, puntualizó.

-Fin de nota-

NTX/NSG/EGR/HHM/DIV16