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Por culpa de mi mamá me quitaron a mi hija

Especial

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17 de Agosto 2017
La menor fue separa de su madre tras los descuidos de su abuela quien la dejaba sola durante casi todo el día.

POR MIROSLAVA ZAPATA

Como cada día, Esmeralda salía de su casa para ir a trabajar muy duró pues era madre soltera de una niña de cinco años, a pesar de no tener pareja, ella no se sentía sola, pues su madre la apoyaba en “todo”, o al menos eso creía, pues horas más tarde al regresar a su casa encontró a su madre llorando de arrepentimiento: Momentos antes las autoridades habrían resguardado a su hija por estar en su casa abandonada por un lapso de casi 12 horas.

“Yo confiaba ciegamente en mi madre, y por eso le dejaba a mi hija y le daba casi todo lo que ganaba para pagar renta, comida, luz, me mataba trabajando, siempre en la fábrica pedía horas extras, pues solo así podría completar y de vez en cuando darles un gustito y llevarlas a pasear”, comenta.

Esmeralda cuestiona el actual de su madre pese a que ella le dio todo.

“Qué hizo ella, darme una puñalada por la espalda”, narra al reflejar en sus ojos resentimiento, coraje y odio contra la vida.

Esmeralda, recuerda que a las 14:00 horas del jueves 17 de marzo del 2016, salió de casa que se encuentra en la calle Moctezuma de la colonia Analco, en Ramos Arizpe para ir a trabajar, esperó en la parada el autobús y al subir a él, se sentó y fue en esos momentos que sintió como su corazón se apretó, pero aun así siguió en su andar.

En esa ocasión Esmeralda pensó que llegaría a casa a la media noche, pero no fue así, sus jefes le pidieron que se quedara otro turno y salió hasta las 06:00 horas del día siguiente.

Mientras ella laboraba, en su casa ocurría algo que al saberlo la entristecería en su totalidad, pues al ser cerca de las 02:00 horas, los vecinos solicitaban la presencia de las autoridades, pues su hija Julissa, de apenas 5 años, lloraba inconsolable por la ventana y pedía de comer.

Al arribar los policiacos, constataron que en efecto, la llamada de auxilio era real y la niña lloraba de dolor y por ello procedieron a derribar la puerta e ingresar a la casa donde la niña al verlos les abrió los brazos para decirles “tengo mucha hambre, dame de comer”.

En este operativo, se encontraba una mujer policía, quien al verla la cargó en sus brazos para luego subirla a la patrulla y llevarla a la Policía Municipal mientras se daba conocimiento a las autoridades de la Procuraduría de los Niños, las Niñas y la Familia (Pronnif).

Al ser sujeta a una revisión, los doctores se percataron que Julissa, no sólo no estaba aseada, sino que además presentaba deshidratación.

“Mi abuelita Coco casi siempre me deja sola, pero nunca como hoy, casi no la vi en el día”, repetían la pequeña.

Tras el reguardo, las horas pasaron, y Esmeralda por fin llegó a su casa con el anhelo de descansar en su cama tras una larga jornada laboral, pero eso no fue posible, una “tormenta” la esperaba.

Al llegar vio a su madre llorar desconsolada y la casa sin puerta, y fue así que sorprendida le preguntó qué había pasado, la madre no tuvo más que revelar todo y fue así que Esmeralda salió corriendo en busca de su hija, pero las autoridades ya no se la devolvieron.

Ese día Esmeralda habló con su madre, le reclamó y le advirtió que jamás la volvería ver pues se iría de su casa.

Al saber a su hija perdida Coco lloró de dolor, pero eso no fue suficiente para que Esmeralda se doblegara y la perdonara, pues ella no dio un paso atrás y la abandonó tras saber que nunca cuidó de su hija cuando se iba a trabajar.

Han pasado más de un año y Esmeralda continúa separada de su hija por las negligencias de su madre quien la abandonaba para, según los vecinos, irse a trabajar a las cantinas de la zona Centro.