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Padres imploran ayuda para pequeño enfermo

Especial

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26 de Mayo 2017

Por: Miroslava Zapata

 

La vida de Antonio Ordaz Gómez era normal hasta hace menos de dos años. El 18 de agosto de 2015, al bajar por las escaleras de su casa, el pequeño, entonces de cinco años, perdió pisada y cayó, provocándose algunas lesiones. Aunque a primera vista éstas no eran serias, sus padres decidieron llevarlo al Hospital del Niño de Saltillo, a donde –aseguran– entró caminando.

Raymundo Ordaz Sánchez, padre del menor, dijo que días después el personal del hospital le informó que su hijo había contraído un virus, lo que le hizo perder el habla, la vista y la movilidad.

Agregó que a pesar de varios estudios realizados, los médicos no han podido emitir un diagnóstico confiable y señalar que el estado en el que se encuentra el pequeño se debe a una posible negligencia del hospital.

Ordaz Sánchez y su esposa, Rosa María Gómez Cervantes, relatan el suplicio que han tenido que pasar desde el día del accidente, pero agregaron que lo que más les duele es ver a su hijo postrado en cama y no saber qué hacer para intentar que se recupere.

“El 18 de agosto del 2015 mi hijo entró caminando a Urgencias del Hospital del Niño; me lo internaron, pero según ellos una bacteria le causó una infección y me lo de- volvieron así, en ese estado”, expresó el hombre Raymundo.

Comentó que al reclamar, el personal del hospital sin miramiento alguno se deslindó de toda responsabilidad, con lo cual dejaron a su suerte al menor, quien ahora tiene siete años.

El hombre dijo que hace poco recibió la noticia de que su hijo había sido aceptado en el Centro Médico Teletón para recibir atención, pero que antes el menor debe so-
meterse a una serie de estudios, los cuales no puede pagar porque no tiene recursos. “Estoy desempleado, no he encontrado un trabajo estable y los estudios que necesita mi hijo son caros. Por eso pido a la ciudadanía su apoyo”, dijo el entristecido padre de familia.

Para Raymundo y Rosa María esta experiencia es la más difícil que les ha tocado vivir, pues aún recuerdan a su pequeño corriendo y jugando. “Era un niño muy alegre y le encantaba jugar”.

El domicilio de Toñito es el 309 de la calle Aguajes, en la colonia Colinas de San Lorenzo, a donde sus familiares piden a la ciudadanía les haga llegar su apoyo, pues son muchos y muy altos los gastos que deben realizar para atender al pequeño cuyas risas y gritos desean volver a escuchar algún día.

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