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En pobreza, cala frío en los huesos

Mario González

Mario González

11 de Diciembre 2017
Padecen heladas y condiciones precarias

Por: Miroslava Zapata

 

Braceros, pequeñas fogatas y un montón de cobijas encima fue la solución que encontraron las personas que viven en casas hechas de cartón, lámina y madera para cubrirse de las bajas temperaturas que azotaron a la capital el pasado viernes 8 de diciembre.

Para los habitantes de la colonia Ampliación Morelos, en Saltillo, fue la noche del jueves cuando comenzó la pesadilla que por algunas horas hizo que el frío calara hasta los huesos, que se desvaneció con la caída de nieve, pues aseguran que ésta era calientita, ya que los menores se aventuraron a salir a la calle y formar diversas figuras de hielo.

Pero al comienzo del descongelamiento todo cambió, el frío comenzó a calar y no hubo de otra; se encendieron pequeñas fogatas dentro de los hogares, donde no había peligro, pues estas humildes viviendas a diferencia de las casas de concreto cuentan con agujeros por todos lados, lo que hace accesible la ventilación. Para tener un poco de cobijo las familias juntaron las camas para dormir juntos y sentir el calor humano.

Ningún colono de este sector enfermó de gravedad o perdió la vida víctima de hipotermia, pues aseguran estar acostumbrados a estas temperaturas, se dicen resistentes a cualquier cambio brusco.

“Ya hemos vivido en Los Lirios, municipio de Arteaga, ahí nos hicimos resistentes a cualquier cambio brusco de temperatura, allá soportamos temperaturas de hasta menos 10 grados, esto ya no fue nuevo para nosotros”, comentó José Guadalupe Izquierdo.

En tanto, su esposa avaló su opinión y aseguró que el haber pasado por este tipo de experiencias los ayudó a soportar esta nevada en la que por fortuna no enfermaron ninguno de sus nueve integrantes. Aracely Rodríguez es otra residente de esta colonia que habita casi al final de este sector, quien con enojo señaló que las autoridades de gobierno de nueva cuenta les habían fallado.

“Vino Manolo Jiménez y regaló cobijas y suéter, pero nada más a las personas que viven al principio de la colonia, ya más para adentro no se metió, y la verdad sí necesitamos de cobijas, hules o cualquier otro tipo de ayuda, invito al gobierno a acordarse de nosotros en esta temporada”.

Isidro Calderón comparte su terreno con sus dos hijas, quienes tienen dos descendientes cada una, miembros de la familia que decidieron hacer de sus hogares sólo uno y así todos al estar bajo un mismo techo cubrirse del frío.

“Este frío fue intenso, y yo al ser la cabeza de la familia busqué una solución: meter una fogatita a la casa, con cuidado, prendí sólo braceros y no carbón”.

Al tener los braceros adentro de su casa encendidos, Isidro no pudo dormir, pues cuidaba que sus nietos no fueran a despertar para así acercarse a ellos. Por fortuna, las medias de prevención de Isidro fueron muy acertadas y eso evitó que en este hogar se presentara una tragedia.

Por su parte, Manuela Sánchez indicó que ella tiene tres nietas, a quienes tomó de la mano para llevarlas a dormir y así calentarse bajo el calor de las cobijas.

“Yo vivo sola en mi tejaban, y mi hija a tres casas más adelante, quien decidió irse conmigo, con sus tres pequeñas y su esposo a la casa, y ahí todos nos amontonamos para darnos calor; mi yerno prendió leña porque calentadores no podemos prender, como nos robamos la luz, pues podemos provocar un corto circuito y una desgracia en el resto de la colonia”.

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